"Better things" (F. Saad)


Por Fernando Saad


Finnegans wake. James Joyce parece haber llegado al límite, o los límites de la novela, o el umbral donde la narración se acaba en todas sus formas. Todas las posibilidades del lenguaje, todos los recursos, todo el mundo, o la historia del mundo, acabada en la odisea de un día. Pero luego Joyce llega más allá, desde un salvaje abordaje de la semántica, aterrando a los cautos, creando un extracto estimulador de todos los sentidos. Finnegans Wake es donde, como relata Samuel Becket, “la forma es contenido, el contenido es forma”.

Por doce temporadas es una de las voces de The King of Hill, aunque su carrera comienza allá lejos, con un comercial de pudín, en español, para pasar luego por tantas otras voces. Y es Marcy, la mujer del editor de Hank Moody (David Duchovny en Californication). Y Pamela, la madre de amor esquivo e irreverente de la que Louie C.K. se enamora durante varias temporadas.

FX CEO asked to Louie CK somebody for a new series centering on a woman. The first name he gave then was Pamela Adlon, his longtime colaborattor on his own FX comedy Louie.1

Con esto, la forma es contenido y el contenido es forma. Better things surge, lentamente, como una versión ficcionalizada (si existe tal término para esta estética o forma narrativa) de la vida de Adlon. El personaje en la ficción es Sam Fox una estrella del cine y la televisión, madre separada, con tres hijas (Max, Frankie y Duke) y una madre conviviendo en la casa contigua (como la propia madre de Adlon, una expatriada inglesa, que vive junto a su casa en Los Ángeles).

Jean-Luc Godard insistía con el fin del cine como una forma de captación de la belleza de las cosas del mundo. Pero hay un grado de importancia, o de transformación necesaria, de la propia materia en todo el trayecto de una vida para poder conseguir captar esa belleza. Porque el acto del descubrimiento y la captación no es meramente un acto estético, sino la creación de un acto ideológico, psicológico, filosófico y, por sobre todas las cosas, humano. La posibilidad de contar, de trasmitir, de trasfundir la belleza desde lo ontológico del ser, exige en todos los casos que eso que se siente y se percibe y se transforma en cosa artística sea tan extraordinario como normal. Sea empático, en un sentido íntimo y profundo, aquel impregnado por la propia experiencia.

Adlon desestimó en un primer momento la oferta de ser el centro de una serie de ficción. Las ocupaciones, las niñas, la familia, el trabajo, las ocupaciones, las niñas, la familia.

Pero al poco tiempo eso se vuelve un rayo (lightining-bolt moment). Como la inspiración que da origen al todo que se creará. “Mi vida es extraordinaria sólo porque es muy normal” (Pamela Adlon). Buscará mantener esa normalidad, creando la dimensión de cada personaje, como si fuera una persona, o un integrante de su propia familia. Manteniendo para el proceso la mirada de la individualidad de la persona, vertidas en un concepto como el del filme “Reservoir dogs”, porque cada integrante de esta familia ficticia de Adlon guarda una personalidad única, diferente, y a la vez sostiene la necesidad de mantener los lazos comunes con los demás.

La forma es contenido, el contenido es forma.

Mantener la carrera, intentar hacer las cosas bien con las chicas”. John Landgraf (presidente de FX) consigue producir la serie donde Adlon, y donde Louie CK se vuelven a encontrar. Y ellos escriben, como lo han hecho en Louie, pero en las primeras elaboraciones del guión ella quiere ver ráidamente dónde va su personaje, y el objetivo de cada escena, y los escenarios donde transitar. Dónde va, dónde estaba, qué hace…. Pero Louie la tranquiliza, y le pide que lo deje ser, desenvolverse. And just keep writing.

La serie avanza, en una comedia de estética balzaciana, o en el dirty realism de Carver, o algunos esbozos de las aventuras del Bandini de Fante, como si todos esos elementos pudieran lograr la cohesión por medio de un elemento nuevo, que los aglutina, que no es otro que el virtuosismo de Adlon en la creación y composición de un universo.

Una forma alejada del modelo que todos los críticos desean comparar, como si Better things fuera la versión femenina de Louie. La voz de Adlon se tensa para quebrarse, como antes lo hiciera en doblajes de dibujos animados, y en diferentes shows que la llevaron al parnaso televisivo. Una voz tensa, compleja, marcando la diferencia en una serie donde se respira femineidad, en pathos y ethos, y en la claridad de una marca autoral.

Quedan lejos los stand up, o se transforman en otras formas y escenarios. Como una exploración, profunda, los autores llevan a la protagonista (y creadora) al sentido de Cómo pensar el mejor camino para hacer bien las cosas. Y la respuesta quizás no llega, y lo que queda es la sinceridad de la búsqueda, lejos de lugares comunes, o refritos, encontrando la autenticidad del relato en la no necesidad de demostrar nada. Como un juego filosófico, aquí el fin de la cultura es lo que queda de nosotros después de sortear las obsesiones de la vida laboral, las imposiciones de la estética, y una voz interna que no resigna explorarse frente a tanto ruido.

En estos puntos Better things registra varias tradiciones de la comedia televisiva, para parecerse a todas, y a la vez a ninguna. Con tono agridulce (como lo hiciera junto a Louie C.K. en otros formatos), Pamela Adlon se atreve a destapar los tabúes de la cotidianeidad, con sus zonas claras y los aspectos menos agradables. La maternidad, la edad, el peso, el alcohol, la competencia laboral, el amor. La mujer.

You know, it’s me,” she says. “I’m a mom of three girls. I have an English mom who lives next door to me. 

That’s pretty much my life. I’m an actor. I’ve done dirty stuff on camera. I do kids’ stuff for animation. I’m just like a working guy, you know? But then the stories that I’m telling are things that are just everyday life things and things that people are going through.”2 

Better things resuena finalmente como la frase de Samuel Beckett. En un universo donde los productos audiovisuales se vuelven transmediales, donde la tecnología lo inunda todo, y la técnica busca multiplicarse, aparecen series que deslumbran en su sinceridad, simpleza y profundidad, para contar con mecanismos que se suponen aprendidos en la sabiduría de los años y la experiencia, del saber ver, para transportar al público dentro de la realidad, y no fuera de ella.

Y en el terreno más conocido es donde se plantea de nuevo el juego, uno viejo pero a la vez nuevo, donde la vida se refleja en el arte, donde la forma es contenido y el contenido es forma. Y sentimos que estamos hechos de la misma materia que contiene el mundo, y que quizás lo mirásemos con otros ojos. Quizás, como Jean-Luc Godard parafraseando a los poetas que lo precedieron, el cine transmuta en la televisión, y Better things haya llegado para enseñarnos, en este mundo posmoderno y caótico, a seguir cada día, en las pequeñas y grandes cosas, buscando lo esencial, lo íntimo, que esconde la belleza del mundo.


Better things

Creada por Pamela Adlon y Louie C.K.

Intérpretes: pamela Adlon, Mikey Madison, Olivia Edward, Hannah Alligood y Celia Imrie. Cameos de Lenny Kravitz, Julie Bowen y Bradley Whitford.

Cadena: FX

Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=khFI35Qny_0


1 FX CEO pidió a Louie CK alguien para una nueva serie centrada en una mujer. El primer nombre que dio entonces fue Pamela Adlon, su colaboradora de larga data en su propia comedia FX Louie.

2 "Sabes, soy yo", dice Pamela Adlon. "Soy una mamá de tres niñas. Tengo una mamá inglesa que vive al lado de mí. Eso es más o menos mi vida. Soy una actriz. He hecho cosas sucias en la cámara. Hago cosas de niños para la animación. Soy como un tipo trabajador, ¿sabes? Pero entonces las historias que estoy diciendo son cosas que son sólo cosas de la vida cotidiana y cosas que la gente está pasando ".

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